“Me parece que los
planes de mejoramiento son un gasto exagerado de papel, y además de eso, los
estudiantes pasan la materia sin secuelas, ellos deberían sentir que lo que
hacen es incorrecto y por consiguiente hay consecuencias”.
En un principio, esta
columna iba a empezar como una descarga de inconformismo frente a la posición
adoptada por un docente de la institución, el profesor Fernando Daza, (él
autorizó la publicación de su nombre manifestando que no tenia problema con
eso), el cual llegó a clase el día
martes 31 de julio del presente año, como de costumbre saludó y enseguida llamó
a los estudiantes que debían recuperar el segundo periodo, nosotros, los que no
recuperábamos simplemente: “hagan lo que quieran, gracias a sus compañeros
perderemos esta y la próxima clase ya que no hay un espacio específico en el
cual ellos paguen el precio de perder una asignatura”
Pensé que este
comportamiento era respuesta de un resentimiento generado por el hecho de que
los profesores (y todos nosotros) nunca son escuchados y por tal razón
nosotros, los estudiantes, seriamos los perjudicados y perderíamos clase. Pero,
no podía quedarme con mi punto de vista, así que en una animada plática con el
docente logre entender su percepción y la comparto completamente.
El modelo del plan de
mejoramiento “mejorado” sería el siguiente:
Empezaríamos con un
tutor que acompañaría al alumno en su proceso de aprendizaje a realizar los
respectivos trabajos, el tutor debe tener algún tipo de remuneración por parte
del estudiante, el cual puede escoger como guía algún alumno destacado, el plan
de mejoramiento debería ser desarrollado en su totalidad en el plantel
educativo y en jornada contraria a la normal no siendo para el resto de
estudiantes un perjuicio. Terminando con el proceso, el estudiante además de
haber aprendido, ha estudiado y la única tarea del docente al final seria
evaluar.
Luego de esta
información, aunque completa, no estaba del todo satisfecha; ya que siendo
nuestro caso el hecho de no ser escuchados, las represalias no podrían
perjudicarnos, lo correcto por parte del docente es realizar actividades para
que los estudiantes realicen mientras los “reprobantes” recuperan su materia;
pero Daza no lo hizo, simplemente se centró en los que reprobaron y el resto,
como dije anteriormente, “hagan lo que quieran”. En medio de la charla mencioné
este aspecto, le pregunte el por qué de no dejar actividades mientras otros recuperan,
él, me explicó con mucha propiedad sabiendo exactamente cuál era el motivo de
cada una de sus actitudes:
“lo he hecho, en
grados onces eso es lo que hago por lo general, porque en ellos puedo
implementar pruebas icfes, pero si yo le dejo una guía de trabajo al grado décimo,
cuando la esté socializando, aquellos que no la hicieron quedaran perdidos, en
cualquier caso hay una desventaja”
Es una de las
posiciones más coherentes que he escuchado, por esto quería compartirla, el
hecho de sesgar a alguien solo por una actitud no es correcto, por eso hay que
entender el porqué de las cosas, y en este caso Daza pasó de ser juzgado a ser
admirado.
Dalila Andrea Henao
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